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viernes, 14 de septiembre de 2012

Bob Dylan / Tempest


Hay quien ha buscado el paralelismo del título de este álbum, el trigésimo quinto en la carrera de Bob Dylan, con ‘The Tempest’, la última obra escrita por William Shakespeare, insinuando que este podría ser su último disco de estudio. Zimmerman se ha apresurado a negarlo categóricamente y, a tenor del vigor y la fuerza de esta nueva entrega, no nos sorprende. No estamos ante un nuevo ‘Blonde On Blonde’ u otro ‘Blood On The Tracks’ (resultaría bastante absurdo esperarlo, por otra parte), pero no por eso cabe desdeñar la sabiduría y elegancia que, tras 50 años de carrera musical, Dylan despliega de una manera insultantemente natural, capaz de sonrojar a muchos folkies wannabes que hoy pretenden seguir sus pasos. Y ‘Tempest’ es un álbum tan sólido, con tanto y tan buen contenido, que desde luego lo último en lo que hace pensar es en que este venerable señor se retire.

Como en todos los discos que lleva publicando desde que entramos en el nuevo siglo, Dylan utiliza el espectro de estilos de la música tradicional norteamericana y se desliza de uno a otro con una soltura fabulosa, con arreglos exquisitos que sin duda remiten al hacer de los grandes músicos del área de Luisiana y Missisippi. Del ragtime de ‘Duquesne Whistle‘ (co-escrita con Robert Hunter de Grateful Dead) saltamos a la tradición blues en ‘Early Roman Kings‘, de ahí al rhythm & blues en ‘Narrow Way’, ‘Roll On John’ (un personal y algo meloso homenaje a su amigo John Lennon, que incluye citas a ‘A Day In The Life’ y ‘Come Together’) y ‘Soon After Midnight’ para luego irrumpir en el terreno de las murder ballads con ‘Tempest’, ‘Scarlet Town‘ y ‘Tin Angel’ o incluso hacer de sí mismo en ‘Long And Wasted Year’. Un tapiz musical exquisito y arreglado con menor dulzura que el precedente ‘Together Through Life’ (por suerte, aquí el uso del acordeón es bastante más comedido), bordado con una voz cada vez más rota, al estilo Tom Waits, que, lejos de sonar frágil, aporta cierta oscuridad perversa y aun más carácter a su inigualable capacidad para transmitir.

Pero las canciones de ‘Tempest’, siendo notables ejercicios de estilo, están sobre todo al servicio de unas elaboradísimas letras, marca de la casa, que Dylan quería que fueran “más religiosas” (aunque no le salieron suficientes). El resultado son relatos, unas veces con un tono más personal y otras con un claro papel de storyteller, que hablan de soledad, deseo y amor, sin temor a mostrar cierta vileza en su enfoque (ahí queda ese “así agotaré mis días; vine a enterrar, no a ensalzar; apuraré mi bebida y dormiré solo; pagaré con sangre, pero no con la mía” de ‘Pay In Blood’), y cuyo trasfondo real y último es la idea de la muerte. El tratamiento que da Dylan a todos estos temas tan capitales es de un aparente sosiego, casi de frialdad, como si quisiera transmitir que se encuentra preparado para cuando llegue el momento de marchar. En ese sentido, el tema que titula el disco, más de catorce minutos dedicados a describir impasiblemente, con sádico detalle, los horrores sucedidos durante el hundimiento del Titanic (incluyendo referencias directas a la película de James Cameron y al propio Leo DiCaprio), parece ser una especie de letanía espiritual sobre cómo la humanidad entera se ve abocada irremisible a la muerte más fría. Apuesto a que cuando el viejo Bob hablaba de religión se refería exactamente a esto.

Calificación: 8/10
Temas destacados: ‘Duquesne Whistle’, ‘Narrow Way’, ‘Pay In Blood’, ‘Tempest’.
Te gustará si te gusta: Neil Young, Leonard Cohen, Tom Waits.
Escúchalo en: Spotify.



I ♡ Hot Chip


Las nominaciones al Mercury Prize son una nueva ocasión, como cualquier otra, para ningunear a Hot Chip, un grupo británico de trayectoria impecable pero éxito moderado que por alguna razón no termina de calar como merece. Cuando el año pasado el debut de James Blake era favorito para ganar estos prestigiosos premios junto a ‘Let England Shake’ de PJ Harvey, podíamos elogiar su modernidad frente a los Grammy o su distanciamiento de la comercialidad con respecto a los Brits.

Pero un vistazo a los 12 nominados de este año nos deja claro que si algo se reconoce en los Mercury, salvo excepciones, es a los nuevos talentos, en este caso aunque construyan medianías y discos imperfectos como Lianne La Havas o Michael Kiwanuka. Nada malo que decir sobre ello, en un mundo en el que cuesta meses de esfuerzos promocionales terminar de hacer despegar a un nuevo artista, aunque sea Adele o Lana del Rey (que sigue sin sonar en radio). Sin embargo, no deja de ser curioso que Django Django, un grupo que ha aprendido una cosa o dos de la banda de Joe Goddard y Alexis Taylor y a la que de hecho están teloneando, aparezca nominada, y Hot Chip, no.

No es culpa de los Mercury Prize, que al menos llegaron a nominar a Hot Chip con su segundo disco, ‘The Warning‘, en 2006 (el primero, salvo para algunas voces discordantes, no lo merecía). Parece claro que el grupo tiene un extraño problema de conexión con la masa que resulta difícil averiguar a qué se debe. Sus discos logran buenas notas pero no las mejores, entran en las listas de ventas de algunos países pero duran poco, los pinchan en algunos clubs de Lisboa, Londres y Berlín pero no de toda Europa, nos visitan de gira de vez en cuando pero siempre en el marco de algún macrofestival y nunca por su cuenta… ¡Ni siquiera en nuestros foros tienen fans (elmejordelosmundos, ¿dónde estás?)! En definitiva, parece que se les niega el estatus de superestrellas que deberían tener hace tiempo.

Echemos un ojo a su discografía, sobre la que podríamos debatir horas y horas sobre cuál es mejor álbum de todos, si es que hay alguien dispuesto. Tras un debut llamado ‘Coming On Strong’ (2004) que sirvió como ensayo, del que hay que rescatar la gran ‘Playboy’, despuntaron con ‘The Warning’, disco gracias al cual se colocaron en la mayoría de listas de lo mejor del año 2006 y llegaron al top 40 de Reino Unido con sus dos trallazos claros: ‘Over and Over’ y ‘Boy From School’. Con el tercero terminaron de definir lo que para mí es el pop perfecto del siglo XXI con la metamusical e imposible ‘Shake a Fist’ y la redonda ‘Ready for The Floor’, todavía quizá su mejor canción y de hecho su único top 10 en listas internacionales. ‘One Life Stand’ (2010) corregía ya los defectos de tracklist y secuenciación de ‘Made In The Dark‘ (2008) y tanto el tema titular como ‘I Feel Better’ se convertían en “growers” históricos. Finalmente este año publicaban ‘In Our Heads‘, quinto disco ya en el que, lejos de decaer, incluían uno de los temas más divertidos de su carrera, ‘Night & Day‘, acompañado de baladas tan trabajadas como ‘Look At Where We Are’ (estribillo idóneo para hacer el ganso) o pistas tan bailables como la que abre el disco (magistral inicio instrumental de 2 minutos poniendo en situación).

Esta ristra de lo que yo consideraría obviedades redundantes con lo ya expresado varias veces en nuestro site, parece que no lo es tanto. A pesar de los vídeos excelentes que realizan de vez en cuando, de su simpatía hacia el mundo del pop (versiones de Shakira, reconocimientos de Rihanna), del buen nivel que han alcanzado sus conciertos (inolvidable FIB 2011), de sus divertidas letras, o de su querencia por las baladas de raíces soul, aún parecen para según qué gente una cara B de LCD Soundsystem. Todo ello a pesar de cinco discos excelentes que ya quisieran muchos de sus compatriotas o los grupos que coronan las listas del año para sí, y a pesar también de que supieron hacer una parodia de ‘We Found Love’ en ‘Shake A Fist’ cuatro años antes de que se publicara la canción (“Before we go any further / I’d like to show you all a game I made up / This game is called ‘Sounds of the Studio’ / And it can be played with any record / Including this one. You may be surprised!”).

No es la primera vez que un grupo de pop no arrasa como debería (Denim, Sugar, Jack, Prefab Sprout, Saint Etienne, Cassino, Baxendale, Roísín Murphy, la última etapa de Pet Shop Boys), pero su caso es más doloroso porque están aquí para triunfar (sonoro cabreo se pillaron cuando ‘I Feel Better’ no fue pinchada en Radio One). ¿Tendremos que esperar a que se separen para reconocer lo buenos que eran? ¿Habrá que esperar 15 años para hacer un “tú sí que molabas” a Hot Chip?



lunes, 10 de septiembre de 2012

La nueva compilación de los Rolling Stones llegará en noviembre con 2 nuevos temas


Los Rolling Stones, particularmente, me parecen la banda de rock más importante de la historia que todavía sigue tocando y haciendo música. Hace unos días Mick Jagger comentó que estaban en el estudio haciendo algunas cositas y ahora se confirmó que otro de sus grandes éxitos, que llevará el nombre de GRRR!, llegará en noviembre junto a dos nuevas canciones.

La compilación será lanzada como coincidencia del aniversario número 50 de los Stones y se pondrá a la venta el 12 de noviembre. Para los más fanáticos, tendrá cinco diferentes formatos. En uno serán 3 discos con nada menos que 50 canciones y una versión deluxe que tendrá 80. Una verdadera joyita para los más fanáticos.

Por otra parte, las dos canciones que tendrá GRRR! y que nunca fueron escuchadas al menos de manera oficial, serán “Gloom And Doom” y “One Last Shot” que, como les comenté, fueron grabadas en París el mes pasado. Lo interesante de todo esto es que esto es lo primero que lanza la agrupación desde el 2005, año en el que presentaron A Bigger Bang, así que quizás los dos tracks que escuchemos sean lo suficientemente interesantes.

Por ahora no se dijo nada en relación a si la agrupación finalmente terminará haciendo o no presentaciones en vivo como celebración de sus 50 años aunque se viene rumoreando que ya fecharon para hacer cuatro shows en el O2 Arena de Londres.



Moon Duo, vídeo de 'Sleepwalker': Aerobic alucinógeno con el rey Khan

Moon Duo - Sleepwalker

Moon Duo, a los que colocamos, enamoradísimos de ellos, entre los diez mejores discos de 2011, se han propuesto que este mes de octubre volvamos a sufrir el mismo choque, la misma enganchada. El día 2 publican Circles con Sacred Bones y ahora presentan un video descacharrante para ‘Sleepwalker‘.

Riple Johnson y Sanae Yamada manda su música a una clase de aerobic con King Khan como maestro de ceremonias. Y la cosa, más que deportiva, parece de secta. Ahí están ellos, en lo alto del púlpito, dandolevueltas y más vueltas al fuzz de ‘Sleepwalker’.

Ya lo dicen ellos: el riff nunca se acaba. Y el vídeo circular de ‘Sleepwalker’, tampoco. Ojo si os encontráis a Eva Nasarre o algún imitador en una tele callejera, que podéis quedar abdicados. Como abducidos podéis quedar por las apasionantes idas y venidas de Moon Duo sobre su propia música.

Circles, que título tan apropiado.

Más en Hipersónica | Moon Duo van pasados de fuzz en ‘Sleepwalker’: Circles pinta muy bien




Elbow - Dead In The Boot: do not go gentle into that good night

Elbow

Elbow pertenece a ese reducido club de bandas que son capaces de firmar discos intensos, densos, casi farragosos… pero absolutamente increíbles. Son los quijotes del indie más de culto, deslumbrantes en directo donde se lucen con sus cortes menos intimistas, que los hay, pero que plantean en cada álbum un viaje transcendental, armonioso, profundo, complejo. Recovecos que se encuentran con las escuchas pausadas y reflexivas, y más cuando estamos hablando de Dead In The Boot, el recopilatorio de rarezas – que en este caso, lo son y mucho – y caras B con el que los británicos están calmando la espera hasta su próximo trabajo original.

Dead In The Boot tiene un tracklist compuesto por las caras B de singles de gran parte de su carrera, 51 minutos de navegar por el lado menos conocido de la banda pero en la que también es patente cómo han ido madurando, cómo han ido encontrando su sonido, su lugar, ese espacio nebuloso, a veces turbio pero siempre con propósito, sin caer en lipotimias rítmicas o asonancias sin sentido.

Dead In The Boot, bienvenidos al lado oscuro

Este quinto álbum, un ínterin entre Build a Rocket Boys! y lo que sea que les depare el futuro, es una delicia para todo aquel que quiera ver resumida la trayectoria de Elbow. A pesar de que el orden no es cronológico – habría sido tremendamente interesante que lo hubieran colocado por fechas en este aspecto -, es muy fácil distinguir los cortes pertenecientes a su primera etapa, sobre todo en comparación con los temas pertenecientes a la última fase de la banda. ‘Buffalo Ghosts‘ es la otra cara de la moneda de ‘Open Arms’, de su último disco. Una pequeña joya.

Vídeo | Youtube

No se trata de una exposición coherente y ordenada, sino pequeñas instantáneas, momentos aislados que te transportan a un momento muy concreto creativamente hablando. Algunos incluso sorprende que se hayan quedado en la categoría de segundones, por llamarlos de alguna manera, como el que acabamos de mencionar, o ‘McGreggor‘, una versión en directo con una rotundidad pasmosa. Perfectamente podría haber ocupado un lugar más principal junto a ‘Forget Myself’, su compañero de viaje.

Vídeo | Youtube

Hay momentos tremendamente delicados, casi etéreos, acústicos, de gran belleza, como ‘Love Blown Down‘, un medio tiempo con tintes melancólicos, como casi toda su producción, la verdad, pero que roza la intranquilidad, se posiciona en lugares inestables, creando una atmósfera sencillamente magnífica. Porque si hay algo que domine Elbow es precisamente la creación de ambientes, de sabores, de aires, de lugares comunes en los que refugiarse.

Vídeo | Youtube

Dead In The Boot requiere la complicidad del oyente, suplica que le des tiempo, solicita paciencia, intención. Y no es difícil dejarse llevar, una vez que aceptas el concepto que te proponen. Desde luego, cualquiera que haya sido capaz de abordar sus anteriores trabajos no encontrará dificultades a la hora de sumergirse en esta recopilación, pero sigue pidiendo del que escucha toda su atención, la dedicación de repetirse varias veces la reproducción, de dejarlo reposar como el buen vino.

Tiene un ambiente diferente al resto de sus trabajos. Una atmósfera pausada, nocturna, como la banda sonora de un martes a las cuatro de la mañana, caminando por la calle mientras un camión de limpieza refresca el asfalto. O mientras recoges los trastos después de una función. Es el sonido lleno de paz, con pequeñas inflexiones que activan y remueven, pero en general taciturno, impertérrito, compañía de momentos calmos pero atareados, cargados de propósito, como en ‘None One‘.

Vídeo | Youtube

Hipersónica vota un 8 No estoy a favor de los recopilatorios, me suelen parecer despropósitos recaudatorios sin interés alguno, especialmente en el caso de los greatest hits famosos. Pero Elbow han sabido atrapar la atención con su buen hacer, su honestidad ante todo – nada de meter un par de temas nuevos que puedan atraer a imprudentes -, y Dead In The Boot es una pieza clave a la hora de entender de dónde vienen, a dónde han ido y quizá, arriesgarse a intuir por dónde podrán ir. Un viaje lleno de hitos pero sin correr, con la mochila acomodada y un calzado cómodo para patear cada baldosa, cada charco.

Tracklist de Dead In The Boot

‘Whisper Grass’
‘Lucky With Disease’
‘Lay Down Your Cross’
‘The Long War Shuffle’
‘Every Bit The Little Girl’
‘Love Blown Down’
‘None One’
‘Lullaby’
‘Mcgreggor’
‘Buffalo Ghosts’
‘Waving From Windows’
‘Snowball’
‘Gentle As’




viernes, 7 de septiembre de 2012

Marissa Nadler versiona a Fleetwood Mac


Este verano se ha publicado un (decepcionante) tributo a Fleetwood Mac titulado ‘Just Tell Me That You Want Me’, con las colaboraciones de gente como Lykke Li o The New Pornographers. Por su cuenta, ahora Marissa Nadler ha subido a Soundcloud una versión de uno de los temas incluidos en uno de los discos claves de la banda, el doble ‘Tusk’. Esto es ‘Save Me A Place’.

Save me a place by marissanadler